Qué hay una vez más Viernes, y como todo viernes es día del escritor, en realidad tiene una semana que lo instituí, pero bueno no importa. Es viernes de cuentos y de revelaciones, bueno de revelaciones no tiene mucho, tal vez lo único que hay que revelar es que el blog ya cumplió su primer mes completo, empecé en Agosto pero fueron los últimos días, así que hubiera sido una tontería festejar a inicios de septiembre el primer mes de vida del blog, espero que sea el primero de mucho muchos años, hasta que me canse de escribir o que se me seque el cerebro o que pierda las manos, bueno eso no sería impedimento para escribir, podría escribir con los pies y sería siendo lo mismo, sólo que primero tendría que aprender a escribir con los pies, y después de eso contaría mis inicios en la escritura, pero con los pies.
Para este mes, vendrán más cosas al blog y espero seguir dándole vida, como a un infante que necesita protección y apoyo en sus primero días, jojo lo bueno es que mi blog no aprenderá a caminar ni a hablar, si fuera así, podría rebelarse en mi contra y reclamarme por escribir sobre él y a mi antojo, o escapar con todo y su dominio web a la India, para que miles de niños Hindúes lo alaben y lo consideren sagrado como a las vacas.
Fecha importante para México y para todo el mundo: 2 de octubre, seguramente por la televisión pasarán reportajes y la única película que hay sobre eso (bueno que yo sepa) Rojo Amanacer.
Jo y también es cumpleaños de una amiga.
Y bueno no más palabrería, es tiempo del cuento . Leánlo todo.
MALETIN DE REVELACIONES
Oaxaca, Oaxaca Septiembre de 1965
Ahora que Julio Domínguez comienza a recobrar el sentido, muchas interrogantes vienen a su mente, como incesantes olas dispuestas a arrebatarle la cordura, lo mejor de todo es que ha recobrado el control sobre sus extremidades inferiores, después de pasarse los últimos diecinueve años, nueve meses, dos días y cinco horas en una silla de ruedas. Pero las interrogantes siguen ahí, se pregunta por qué ha envejecido tanto y no lo ha sentido, por qué su rostro muestra un semblante diferente al que recordaba.
Julio se levanta de su cama, se asoma por la ventana de su cuarto que da hacia la calle, y observa que las casas han cambiado un poco, hay automóviles con formas menos cuadradas y más atractivas, tan diferentes a como él las había visto por última vez.
El sol lo deslumbra tanto que decide regresar a su cama, ahora lo que observa detenidamente son sus brazos, mucho más desgastados, comienza a sospechar que el haber dormido tanto, fue la causa de su deterioro físico y de su desconocimiento total del entorno en el que está.
Una ráfaga choca contra su pensamiento, al detener su mirada en un pequeño maletín color gris, ese maletín lo transporta a un mundo desconocido y distante pero a la vez a una dimensión de la que fue arrebatado abruptamente como un corte de electricidad, o como una bomba que arrasa con todo a su paso, incluso con lo que no es visible al ojo humano, como el aire o los sueños de una persona que tenía una misión.
Se acerca al maletín, no presta atención a las letras bordadas que tiene al frente, lo abre y observa que hay cosas a medio usar, entre ellas una botella de loción francesa, que posee una etiqueta en la parte trasera, escrita con tinta que dice: “Con cariño Para Julio, de parte de su madre, por su cumpleaños número veintidós Enero 1943”. Debajo de donde estaba la loción se asoma una hoja doblada, la toma y la desdobla, esa hoja dice en letras grandes: “Permiso para entrar a los Estados Unidos de América”, después de las letras grandes, viene un pequeño, pero no menos importante párrafo de cinco renglones, ese párrafo dice: “Debido a que nuestra gente, se encuentra luchando por el bienestar y seguridad de nuestro país en esta guerra mundial, le hemos otorgado a usted: Julio Domínguez, ciudadano mexicano, el derecho a entrar en territorio de EUA, para hacer las funciones de mano de obra en campos, fábricas y construcciones, a partir de Agosto de 1943 hasta Agosto de 1944, la zona que se le ha asignado es el Estado de California”.
El texto completo de la hoja finalizaba con un lema que exhortaba a sus propios habitantes a seguir luchan do en tiempos de guerra “El Halcón vuela por los cielos para defender lo que le pertenece, y nosotros somos como halcones a la caza de nuestro enemigo, que caerá pulverizado por la justicia divina”. Después del lema venía la firma del gobernador del estado y el sello de su gobierno. Al terminar de ver esto, el desconcierto sigue rondando su mente, cierra el maletín de golpe y ve las letras bordadas en él que había ignorado minutos antes.
“Unión de Braceros Mexicanos en servicio de los E.U, Segunda Guerra Mundial” Julio termina de leer esto y cae completamente inconsciente.
Julio había estado pasando los primeros años de su juventud jugando beisbol y ayudando a su padre a trabajar los terrenos de siembra que éste poseía en las fronteras de la ciudad capital del estado oaxaqueño.
Esa actividad no le encantaba del todo, pero era la única que le generaba un poco de ganancias, con las que podía comprarse de vez en cuando bate nuevo de beisbol o una careta, o incluso le alcanzaba también para pagar sus borracheras de más de una semana que emprendía con sus amigos. Después de todo ya no tenía otra forma de ganar dinero, y sus estudios los había abandonado al terminar de estudiar sexto año de primaria, por órdenes de su padre que no consentía que su hijo perdiera más tiempo en la escuela, cuando ya estaba lo suficientemente grande para hacerse cargo de la yunta y de los terrenos.
Era el mes de Enero cuando acababa de cumplir veintidós años, platicaba con su madre y le contaba que a más tardar en tres años se iría a probar suerte al otro lado de la frontera. Su madre no creyó que hablara en serio, así que sólo se limitó a decirle que le echara ganas y que dejara de emborracharse, sino acabaría como su padre, muerto hace un par de años, por ingerir mezcal como si de agua se tratara.
El día que recibió la noticia, se despertó temprano y salió a la calle para comprar el pan con el que cada mañana acompañaba su desayuno, cuando escuchó una camioneta que avanzaba lentamente por las calles principales de la ciudad, y llevaba consigo una torreta que salpicaba palabras pero no podía entenderlas a la distancia donde se encontraba, le llamó tanto la atención que salió en una calle donde la camioneta pasaría momentos después, pasó la camioneta y fue ahí cuando escuchó claramente “Atención, a todos aquellos que deseen enlistarse para trabajar en E.U como braceros, a partir de Agosto de este año, favor de presentarse en el Palacio Municipal, con su acta de nacimiento”.
Julio sintió que era su oportunidad para progresar, por lo que se regresó corriendo a su casa, sin comprar el pan que le habían encargado, llegó directamente a buscar su acta de nacimiento. Su madre lo vio entrar, pero no entendió su alboroto. Julio le contó a su madre, aunque ella no le creía, no le importó, y partió esa misma tarde rumbo al Palacio para enlistarse y salir del lugar que lo vio nacer.
La noticia de poder irse a trabajar a Estados Unidos, alegró tanto a Julio que se puso a aprender inglés con su tío abuelo que tenía poco tiempo de haber regresado, a pesar de que sus intentos de aprender fueron inútiles, no se desanimó y continuó con las mismas ganas de irse.
Llegó el mes de Agosto y Julio y otros quince jóvenes oaxaqueños partieron en tren rumbo al Distrito Federal, ahí esperaron diez días, para que llegaran otros trabajadores de los demás estados del sur. De nueva cuenta abordaron el tren, pero esta vez rumbo al estado de Sonora, ahí cruzaron la frontera, hasta toparse con la policía migratoria de los Estados Unidos. Antes de dejar el tren a Julio y a sus compañeros, les entregaron, los permisos que los acreditaban para poder trabajar ahí de manera libre, y un maletín gris que habían mandado a hacer para repartírselos a los trabajadores que habían aceptado enlistarse.
Fue a finales de Agosto, cuando Julio llegó a Los Ángeles, los primeros días fueron difíciles, pues le costaba trabajo, adaptarse a la comida que ahí servían. Jugo de Naranja y Hot Cakes, eran alimentos que no tenían ni un gramo de alama, que sí poseían el chocolate con leche y el pan de Yema, que sólo se hacían en su tierra.
Para octubre de ese año, ya se había adaptado completamente, ya sabía su rutina de trabajo y la paga era bastante buena, el primer mes le envió cinco mil pesos a su madre por giro telegráfico. Y en su maletín gris iba guardando los timbres postales que recogía en las oficinas donde depositaba dinero, También guardaba ahí, pequeños textos que hacía a manera de diario, para así poder recordar su aventura, cuando ya estuviera viejo y achacoso.
Pero las cosas se complicarían cuando en Enero de 1944 se corrió la voz, y se dijo que aviones alemanes podrían atacar la ciudad. Por lo que Julio, comenzó a escribir acerca de sus miedos y lo que temía que pasara, esos pequeños fragmentos también los guardó en su maletín.
Era la mañana del 22 de Enero de 1944, cuando Julio y sus compañeros se dirigían al campo donde se les había asignado, para seguir cosechando manzanas y jitomate, ante ellos la sombra de un avión de guerra se interpuso, se quedaron atónitos cuando vieron que el avión se dirigía hacía el lugar donde dormían y soltó un proyectil que redujo el lugar a sólo cenizas, por suerte Julio no dejó nada importante ahí, su maletín gris lo cargaba a diario en sus jornadas laborales.
Julio corrió y trató de escapar, otros de sus compañeros, fueron presa del pánico cuando otro avión se acercó a donde ellos estaban y comenzó a dispararles, muchos murieron al instante, pero Julio corría para ponerse a salvo, vio a quinientos metros aproximadamente, una pequeña guarida, creyó que ahí podría refugiarse, pero fue algo tarde, para cuando comenzó a correr, las balas lo alcanzaron, una a la altura del abdomen y otra a la altura de las vertebras cervicales.
Ya no se podía levantar, por lo que se fue arrastrando hasta llegar a la pequeña guarida, una vez estando en ahí, se desmayó, ya que una piedra le cayó en la cabeza y lo dejó inconsciente. No supo que pasó después, al otro día despertó en la cama de un hospital, pero no recordaba nada y lo peor de todo era que no podía caminar, no recordaba su nombre y a pesar de que su maletín gris, estaba al lado de su cama, no pudo recordar lo sucedido.
Le siguieron años de Fisioterapia, para rehabilitar sus piernas, el progreso era bueno pero no por completo, y no recuperaba la memoria, a pesar de todo, los doctores lo consideraban un fenómeno por haber sobrevivido a ese ataque. Hasta que un día observó a su alrededor, recobró pedazos de su memoria y le intrigó saber que había en ese maletín.
Fin del Cuento y de la Revelación. ( si leyeron todo los felicito) comenten a ver que les pareció, si les gustó o si no, digan su opinión
El amo del camino como un bebé en su segundo mes de vida, después de nacer prematuramente a fnales de agosto. :)